Crianza · Maternidad · Reflexiones

También soy una madre trabajadora

Hace un año tomé la decisión de pausar mi vida profesional y centrarme en mi nueva vida como madre.

Tras las dieciséis semanas de baja maternal, las horas de lactancia y el mes de vacaciones inicié una excedencia laboral que he prorrogado en dos ocasiones.

Si sumo las dos semanas de baja antes del parto, concedidas por la mutua de mi empresa en la semana 37 de embarazo (di a luz en la semana 39), llevo catorce meses y medio sin trabajar fuera de casa.

Durante este tiempo me he sentido agotada, superada y, en ocasiones, estresada como nunca antes. Noches sin dormir, días sin tregua, tareas inacabadas, tensión, miedos, discusiones, momentos de crisis, falta de energía, mal humor y tristeza.

Y es que ser madre es un trabajo a tiempo completo, 24 horas 7 días a la semana, sin sueldo y sin derecho a vacaciones.

Desde el día que nació mi hijo no he desconectado un instante. Cuando trabajaba y llegaba la hora de fichar a la salida, apagaba el ordenador, recogía mis cosas y si el día no se había dado mal olvidaba las responsabilidades y tareas hasta la mañana siguiente.

Cuando optas por dedicarte en exclusiva al cuidado y crianza de tu(s) hijo(s) no puedes «apagarle» un ratito para tomar un café, ir al gimnasio o leer un libro, no es posible olvidar el cambio de pañales, reducir tomas de teta, saltarte el baño, no preparar la comida, poner lavadoras o hacer la compra. A esas tareas rutinarias se suman las mil actividades a las que quieres llevarle, las tardes en el parque, las carreras para que no meta los dedos en un enchufe o la cabeza en el horno, los juguetes volando por el salón, los llantos, las curas de pequeñas heridas y chichones.

No me malinterpretéis, me encanta estar con mi hijo, me lo paso muy bien, me gusta jugar con él, darle de comer, mimarle y cuidarle pero esa implicación al 100% es muy exigente.

Entonces un día alguien te dice «qué bien vives sin trabajar» porque «los niños de hoy es que se crían solos». Lees el hastag #madretrabajadora en alguna red social y ves perfiles de mujeres, cuyo esfuerzo es admirable, que dedican más de ocho horas diarias a un trabajo fuera de casa, cuidan a sus hijos y encima lucen estupendas.

Porque lo que hoy vende es ser una súper mujer, trabajadora, productiva, deportista, amante, amiga y madre. Y tú, que pasas los días con tu bebé a cuestas en realidad es que estás disfrutando de unas vacaciones de relax.

Aunque ya expliqué en un post anterior que no quiero ser una súper mujer hoy reivindico que también soy una madre trabajadora. Porque los hijos no se crían solos. Porque ser madre en exclusiva no tiene ninguna retribución económica y eso conlleva grandes sacrificios y esfuerzos, a veces haciendo imposible mantener la situación todo el tiempo que desearíamos.

La maternidad es el único trabajo que me hace sentir plena. El único por el que no lamento madrugar o hacer horas extra. Porque es el único contrato realmente fijo e indefinido que tendré nunca.

Se recompensa con mucho amor, besos, sonrisas y abrazos pero demasiadas veces pasa inadvertido y llega a infravalorarse.

Quizás esas horas fuera de casa, en la oficina, podrían servirme para descansar, para delegar y respirar, pero se que, cuando llegue el momento, voy a añorarle cada minuto.

Puede que mi carrera profesional quede estancada tras este tiempo, o no, quién sabe, pero sea como sea no voy a lamentarlo ni un sólo día. Es mi decisión y mi opción, se que este esfuerzo diario valdrá la pena porque por fin estoy dando lo mejor de mí a quien realmente lo merece todo.

15 comentarios sobre “También soy una madre trabajadora

  1. Gracias por tu post. Yo tenía pendiente escribir algo así, pero todas tus palabras son acertadas. Soy madre de 3 y por motivos de la vida tras la baja laboral del primero hace ya 9 años no he vuelto a trabajar. Seguramente hubiera cogido excedencia todo lo que hubiera podido, porque tenía claro que lo más importante es poder estar y disfrutar de los niños. No me arrepiento de la decisión que tomamos, de estar en casa, ni de haber dado un giro radical a mi vida (aunque a veces socialmente sientes presión). Pero la vida sería mejor si los niños tuvieran a sus padres más cerca. No necesitan más cosas, nos necesitan a nosotros.

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  2. Me ha gustado mucho y estoy muy de acuerdo con la que escribes, a mí también me han preguntado por qué estaba cansada si no hacía nada… Ya, será por eso que en los dos primeros años de Antek adelgacé 10 kilos sin ni siquiera proponérmelo… 😒 Y sin gimnasio!

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  3. Ufff cuando yo volví a trabajar después de 28 meses de estar con Bb Javi no sabes lo que me costó, lloré y lloré porque me estaba despidiendo de una etapa de mi vida que ha sido y mira lo que te digo, la mejor del mundo!!!! Me apasiona ser médico, amo mi profesión pero jamás me imaginé que amaría más ser madre. El tiempo con mi hijo a pesar de como dices era agotador y había días que habría salido corriendo (bueno aún lo pienso pero ahora con los mellizos jajaja) pero separarme de él me dolió mucho. Con los mellizos lo tenía más asumido porque ya era una rutina hecha pero la vida es así y la gente es así, criticar es la cuestión, a mi madre la criticaron por no quedarse en casa de mala madre y a mí cuando decidí poner un stop a mi profesión me llamaron conformista, la cuestión es meterse donde no les llaman. Disfruta tu decisión, tu tiempo, tu vida.

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    1. Las mujeres hemos luchado tanto por conseguir un desarrollo profesional fuera del hogar que a veces pienso si no habremos «olvidado» la labor tan importante que desarrollamos en el hogar, con nuestras familias. Parece que para ser reconocido nuestro esfuerzo hemos de trabajar mil horas porque el tiempo que dedicamos a los hijos y la casa no es suficiente. De ahí reivindicar esa parcela de nuestra vida, ya sea a tiempo completo como intentando conciliar con una profesión.

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  4. Ser madre es un trabajo muy rudo y hermoso a la vez y muchas veces incomprendido. Hace pocos dias recibi un mensaje de una de mis amigas mas cercana, mas querida. ella no tiene hijos y,entre otras cosas, me reclamaba haber roto la comunicacion, que ya casi no le escribia. Si, es cierto, casi no le escribo, a ella ni a nadie. Saludos!

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    1. A mí esos comentarios me ponen nerviosa… Porque digo yo, si casi no te escribo, escríbeme tú o, mejor aún, llámame. No sé, digo yo… Siempre que aparece alguien en nuestra vida la relación con los que estábamos es menos frecuencia te, es normal, porque el tiempo se divide, pasa con nuevas amistades, con novios…pero es que con niños ya es la repera porque dependen de ti al 100%… Pero bueno, también entiendo que quienes no son madres no lo entiendan porque yo hasta que no sentí el instinto tampoco lo entendí del todo… Aunque en cara tampoco lo eché nunca…

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    1. ¡Por supuesto! Deberíamos reivindicarlo con orgullo, sin excusas, porque la labor de madre (y de padre, que también muchos dedican mucho esfuerzo) es una de las más importantes para el futuro de las nuevas generaciones. Besos.

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