Familia · Maternidad · Reflexiones

Cuando la conciliación no es posible

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He publicado varios post en relación a la conciliación familiar y las trabas que encontramos a la hora de mantener la estabilidad laboral sin que repercuta negativamente en la crianza de nuestros hijos.

La excedencia laboral que tomé tras mi maternidad implicó un esfuerzo personal, especialmente económico, ya que, por si alguien lo desconoce, una excedencia por cuidado de hijos NO está retribuida.

Durante todo este tiempo he aportado cada euro necesario para cubrir todos los gastos de mi propio bolsillo. Esto no me coloca en ningún plano superior al de quien decide dejar de trabajar fuera de casa siendo la pareja quien aporta el dinero. Creo en el valor del trabajo en el hogar y de la importancia social y económica que supone que los hijos sean criados y educados principalmente por sus padres.

Es lamentable que se castigue a quien decide dedicar todo el tiempo a sus hijos, ya sea mujer u hombre, y muy triste que se juzgue y menosprecie esa labor, especialmente cuando quien lo hace también es madre/padre y generalmente opina desde un total desconocimiento

Cuando una persona toma la decisión de hacer uso de sus derechos con frecuencia pasa a ser un trabajador de segunda categoría dentro de su empresa y hasta en un lastre. Pocas empresas se habrán encontrado con dificultades insuperables porque un trabajador haya tomado una excedencia o reducido jornada, generalmente se limitan a sobrecargar de trabajo a sus compañeros y, en el mejor de los casos, a contratar a alguien que le supla. Para cubrir una baja por maternidad, incluso se benefician del contrato a coste 0 por el cual no se paga la Seguridad Social ni de la persona sustituida ni de la sustituta.

conciliacion laboral y familiar trabajo y familia maternidad excedencia balanza familia trabajoLo que las empresas, y gran parte de la sociedad, esperan es que los padres recientes se reincorporen a su puesto de trabajo y retomen el ritmo de vida que llevaban antes del nacimiento de su hijo como si nada hubiera cambiado. Es más, incluso han de tener plena disponibilidad para dejar claro que el hecho de tener un hijo no es un obstáculo en su vida profesional.

A partir de este punto voy a hablar como madre ya que en el caso de los padres, aunque ellos también sufren dificultades para ejercer sus derechos, la situación es diferente y, en bastantes casos, ni siquiera se plantea porque suele ser la mujer quien más problemas encuentra a la hora de conciliar.

Respeto a quien toma la decisión de volver a su trabajo nada más terminar la baja de maternidad, no opino sobre algunos comentarios en relación a la necesidad de alejarse unas horas de los hijos o de que es aburrido estar todo el día con un bebé. Sin embargo, parece que cuando no entras en la vorágine de lo que ahora se llama conciliación ya no sabes lo duro que es trabajar y tener hijos, como si por el hecho de no trabajar fuera de tu casa disfrutas de vacaciones perpetuas en las que no haces absolutamente nada.

¿Qué pasó cuando, tras un año fuera de mi empresa, quise negociar algunos términos para la reincorporación? Pues que mi comunicación no fue bien acogida. Lo de la excedencia, bueno, al principio se podía entender, lo de prorrogarla… ummm, ahí la cosa ya empezaba a oler un poquito. A ver esta chica, que está queriendo pasar demasiado tiempo con su hijo, luego no va a querer echar las mismas horas extra que antes, seguro que lo de viajar y aguantar una presión asfixiante a precio de saldo no lo va a aceptar, y encima ahora viene y nos pide una revisión de condiciones, a ver quién se cree, que aquí todos tenemos hijos.

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Si has dedicado años y mucho esfuerzo dentro de una compañía y recibes una respuesta fría y cerrada al diálogo, no es una situación agradable ni sencilla de asumir.

Cuando recibí la negativa a mi propuesta y una sutil «invitación» a pensarme las cosas decidí volver a prorrogar mi excedencia para así darme tiempo para decidir qué hacer.

Insisto en el carácter no retribuido de las excedencias. Decidí reincorporarme con una reducción de jornada del 50% Hemos decidido no llevar a nuestro hijo a la guardería y así podíamos coordinarnos para estar siempre uno de nosotros con él.

Muchas empresas y muchos trabajadores piensan que las reducciones de jornada «se piden» y la empresa «las concede». Pero los derechos no se piden, se comunican, y las empresas los aceptan. Frente al abuso existen medidas que protegen al empresario pero, por favor, no olvidemos que en esta guerra el empleado suele ser el más vulnerable.

Tuve claro que no me querían de vuelta cuando me negaron el horario solicitado. Decidí poner mi caso en conocimiento de un abogado laboralista. Primero intentaríamos alcanzar un acuerdo amistoso y, en última instancia, interponer una demanda que, casi en un 99% de probabilidades, iba a ganar. ¿Qué situación iba a encontrarme si ganaba la demanda? ¿Estaba dispuesta a enfrentarme a la presión o un posible mobbing?

Cuando recibí la comunicación de despido decidí llegar a un acuerdo, cerrar página y no mirar atrás.

Perdí un trabajo y un sueldo (mediocres) y vi cómo años de dedicación y esfuerzo quedaban en nada. Ahora me encuentro en el paro, situación en la que no había estado desde que comenzó mi vida laboral. Puedo seguir dedicando todo mi tiempo a la crianza de mi hijo pero, por otro lado, me preocupa que nuestra sociedad siga permitiendo estas situaciones, incluso considerándolas algo normal, llegando a justificarlas alegando motivos de rendimiento y profesionalidad.

Queda un largo camino por recorrer hasta que la maternidad (y la paternidad) dejen de ser consideradas un obstáculo para la vida laboral, para que los niños no tengan que sufrir las consecuencias de horarios incompatibles, para que los abuelos dejen de ser educadores de sus nietos en vez de compañeros de juegos y aventuras.

Y tú, ¿has podido conciliar tu vida laboral y familiar? ¿Has tenido que renunciar a alguna de las dos parcelas? ¿Te has sentido mal (o bien) tratado en tu trabajo?

10 comentarios sobre “Cuando la conciliación no es posible

    1. Gracias bella. Lo más preocupante es cómo se ha normalizado esta situación y en lugar de criticarla y luchar por cambiarlo, mucha gente sigue teniendo el pensamiento de que quien decide quedarse en casa con los hijos es un parásito y lindezas por el estilo… mmmm… Un besote.

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  1. Qué injusticia!! Y por desgracia eres un caso más de los muchos que hay por como dices esta sociedad no ayuda nada a las madres.
    Y como bien dices en estos casos se ve lo que valoran nuestra dedicación y tiempo a la empresa. Yo por eso lo tuve claro con los dos, excedencia y a la vuelta del segundo reducción de jornada. Si me quieren echar lo harán igual trabaje 30 o eche mil horas extras… y el tiempo con nuestros hijos es lo que nos llevamos por delante. Así que disfruta del rubio que este tiempo, nadie nos lo devuelve y ellos sí nos lo agradecerán.

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  2. Medidas para la «conciliación» como la excedencia suelen estar vistas por empresarios y compañeros (sin cargas familiares) como si estuvieras en unas largas vacaciones en el caribe. Incluso mi pareja cuando hablamos de solicitar un año de excedencia se refería a él como «año sabático», lo que me irritaba muchísimo.
    En agosto me reincorporo a mi puesto, por lo que hablo con mi compañera, mi jefe debe estar que trina con mi decisión porque de momento no consiguen que nadie aguante más de 3 semanas… ¿Pero se han preguntado acaso el porqué de esta situación? Las condiciones laborales y económicas son por decirlo suavemente bastante malas… Pero siempre es más fácil echar la culpa al trabajador que se va que hacer un poco de autocrítica.

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    1. Entiendo lo que dices. Parece que al estar en casa nos pasamos el día tumbadas o dando paseos. Hay una frase que me pone negra y he escuchado bastante «Estás como quieres», ya… Espero que tu vuelta al trabajo sea lo más llevadera posible. Un abrazo.

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  3. ¡Hola! Yo siempre pongo el mismo ejemplo en el caso de la situación de que se menosprecia totalmente el trabajo de la madre (o padre) en casa. Imaginemos que vuelves al trabajo y contratas a alguien que cuide en casa de tu bebé. Esa persona, al finalizar el día, llega a su casa, se quita los zapatos y alguien le pregunta cómo está y responde que muy cansada porque el niño al que cuida da mucho trabajo, a lo que todo el mundo responde con cariños. ¡Ah! pero cuando es la madre la que hace lo mismo, ya no es trabajo, ya no cansa… Es un doble rasero cruel y perverso. En cuanto a la parte profesional, bueno, no todas las empresas son iguales. La que yo dejé era modélica en ese sentido, se daban todas las facilidades a las madres, excedencias, reducción de jornada, adaptación de horarios (al menos a las personas de oficina, los de turno en taller lo tenían algo más difícil aunque siempre se miraba que las madres no hicieran turnos nocturnos sino que eligieran el que más les convenía, de mañana o de tarde). Yo tuve que dejar mi trabajo por otros motivos, jubilaron a la fuerza a mi jefe, yo era su persona de confianza y no me sentía cómoda con el nuevo rumbo de la empresa. De no haber sido así, hubiera pedido excedencia (con el esfuerzo económico que ello supone, pero esto es más un tema de voluntad política que culpa de las empresas) y hubiera disfrutado un año con la certeza de volver a mi puesto de trabajo. Ahora me desvela tanto lo económico como lo profesional (tengo 44 años) y también el futuro (qué mierda de jubilación voy a tener si no me engancho de nuevo a la vida profesional después de 22 años trabajando sin parar…). En estos momentos de mi vida, debo estar haciéndome mayor, los desvelos económicos me agobian sí, pero no como esperaba que iba a vivir esta situación. En nuestro santo país hay mucho qué hacer todavía, y la solución está en la voluntad política (presupuesto y real decreto), luego en las empresas y por último en la sociedad. Lo que no puede ser es que, y lamento decirlo, son otras mujeres las primeras que se arrugan cuando dices que estás cansada y no trabajas fuera de casa de manera remunerada. Todos trabajamos, desde la madre que se queda en casa hasta la auxiliar de guardería que hace ese trabajo si decides volver a la oficina. No sé si yo veré cambios en los próximos años, me gustaría mucho por las generaciones venideras, pero no sé 😦 Besos y mucho ánimo, todo se ordenará a su debido momento. Los cambios pueden ser y serán para ti, para mejor.

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    1. Qué razón en todo lo que dices. Ojalá nuestros hijos vivan otra situación porque todo va evolucionando demasiado despacio. Seguro que todo va para adelante y respecto a la jubilación… me da que aunque trabajemos 45 años sin parar la cosa está complicada (ainssss) Un abrazo.

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